sábado, agosto 20, 2005

Vuelo libre

Leo un libro que me hace recordarte: y te veo pequeño, abriéndole la puerta a un pajarito para que salga volando libre, lejos de vos. Le abrías la jaula sin hacer caso a las voces de tu abuelo, que te decía que era el último que te regalaba. Pero que luego te traía otro y otro más... Creo que él también disfrutaba de la travesura y miraba con agrado la emoción y el brillo de tus ojos al dejar escapar al inofensivo bichito.
Sigo leyendo y me sigo acordando: tampoco te gusta enjaular las palabras, las dejás libres siempre, les abrís de par en par las puertas de tu corazón para que salgan sin problemas. Tus palabras viajan ligeras hasta mis oídos, aunque no las entienda, aunque me cueste creeralas, aunque me hagan llorar de emoción, al ver el brillo de tus ojos cada vez que las dejás escapar.
Termino de leer: y te entiendo un poco más, llegan hasta mí tus palabras que simplemente no podés dejar encerradas. Y los pajaritos vuelan hasta mi cabeza y me revolotean en el corazón, pero yo también los tengo que dejar en libertad, les abro la puerta de la jaula para que se vayan, que escapen lejos y dejen de picotear y no se coman las pocas migajas que me quedan de recuerdo, los pocos trocitos que conservo de tu amor. 


jueves, agosto 18, 2005

Ciclón mental

No sólo mi equipaje está en desorden. Mi cabeza también. Ha sido desordenada por las fuerzas centrífugas de los recuerdos y quiere estar aquí y allá, todo a la vez. Quiere pasar por miles de lugares a una velocidad imposible... Quiere devastar con furia lo que le queda al tiempo.
Sin embargo me quedo quieta dentro del ojo del ciberespacio, inmóvil, fría y no hago nada...
Quiero que el tiempo pase, otra vez el tiempo... O quiero que se devuelva!
Ya no sé... el ciclón en mi mente tiene todo volando.
Volando... en cuanto tiempo voy a estar volando? cuanto tiempo falta? o no falta...
Y entre todo y el desorden hasta he perdido las imágenes, las ideas, las palabras, la cabeza. Que sigue dando vueltas tratando de acomodar mis desorden.

martes, agosto 16, 2005

Tormenta

Pero de las buenas...
Por fin lluvia de verdad. ¡Tormenta!
Lluvia de la que sí moja y es más, empapa.
Sonido a lluvia en los árboles. Sonrío. Cuánto extrañaba ese sonido.
Sonido a río revuelto. Igual que mi corazón.
¡Qué más da! que me lleve la corriente... me dejo llevar.
Tormenta. Ya te extrañaba.
Intranquila pero contenta, me gusta la tormenta.
Me da lo mismo verla de lejos, que mojarme en ella.
Siempre y cuando el agua moje de verdad.