martes, noviembre 28, 2006

La calle del pensamiento

Pensando y pensando, escuchaba una canción cuando estaba sola, pensando y escuchando una canción que me hizo sonreír...

(...)

Por el puente de la esperanza
buscaba un rinconcito para la risa
pensando que ha valido la pena amarte
pasamos momentos tan flamenquitos
y vimos rinconcitos pa' enamorarse

La calle del pensamiento
me lleva a aquella orilla, no sé si te acuerdas
regálame la silla que tiene arte
yo paso por tu puerta casi to' los días
yo paso y tú decides cuando asomarte

Y hasta volvieron de las rimas
imágenes jugando, colgás de no sé qué
seguro que era abril
volvieron todas, todas menos una
que se olvidó de mí

Que el pañuelo es pa' llorarte
y no tiene remedio para el que componga
si alguna vez te encuentro por mi cobardía
te pienso dar de una
todos aquellos besos que te merecías...


sábado, noviembre 25, 2006

Nostalgias.

Como lo canta Calamaro:
Quiero emborrachar mi corazón para apagar un loco amor que, más que amor, es un sufrir (...) Llora mi alma de fantoche, sola y triste en esta noche, noche negra y sin estrellas (...) Quiero emborrachar mi corazón, para después poder brindar por los fracasos de un amor...

Hoy sí salgo, porque salgo. Pero no voy a emborracharme y me voy descorazonada. Porque el corazón me espanta y quiere quedarse solo para pensar, porque no lo dejo tranquilo nunca y está harto de mis vaivenes.
Hoy mi corazón me ha sacado a patadas del cuarto y no quiere que lo moleste. Quiere que me vaya lejos y que lo deje enterrar sus penas solito. Quiere tratar de reparar sus errores. Esconder su vergüenza y su estupidez. Pero sin mí, que no le ayudo mucho a latir...

viernes, noviembre 24, 2006

Se busca...

Se busca alguien que quiera enamorarse de mí.
La tarea no es tan fácil como pareciera, sobre todo en esta época en que la gente ya no quiere enamorarse... Son dos los principales motivos, creo yo: El primero por comodidad, porque al parecer, para muchos es más entretenido andar ligando, que estar pensando en una sola persona por mucho tiempo y construir algo juntos... No quieren complicarse, y los entiendo... Y el segundo motivo, que creo que es el que yo pondría, es porque la gente que sí quisiera complicarse un poquito, está decepcionada de sentirse engañada, está cansada de tener que estar separando cuerpo y alma a cada rato, de tener que estar escondiendo sus sentimientos, porque si a algo le ponés corazón, resulta que se asustan... Las personas están hartas de estarse ilusionado, desilusionando, ilusionando, desilusionando, ilusionando... entonces levantan esos muros, esas defensas de las que ya he hablado alguna vez y no se dejan querer ni quieren querer a nadie.

Para el puesto que ofrezco, se requiere mucha paciencia. También se requiere valor. ¿Te asustaste con esas dos palabras? Descalificado.
Lo cortés no quita lo valiente, dice el dicho... Pero lo valiente no tiene porqué quitar lo cortés. Quiero alguien que me diga cara a cara lo que siente, de la forma en que le salga mejor. Que no diga te quiero solo por decirlo, por costumbre, porque sí, quiero que esas palabras sean de verdad... Y si no quiere que yo me haga ilusiones, que me lo diga también, cuenta claras chocolate espeso. Es mejor y estaré sumamente agradecida, como una vez me pasó... tal vez esa persona nunca me quiso, o más o menos, o quizás sí, aunque una vez me lo dijo... creo que nunca lo sabré con certeza; pero lo que sí sé es que lo considero la persona más sincera del mundo, por una simple frase: no quiero que te ilusionés...

Ahí es donde radica lo valiente, en no tener miedo de lastimarme si no sienten lo mismo. Y tampoco tener miedo a verse enredado y dejarse enamorar si es el caso. No me sirve alguien que se asuste por dos palabras, cuatro frases o tres versos que yo diga...

También es necesario que la persona sea valiente porque el puesto estará constantemente supervisado por un sistema de intuición deductiva muy eficiente, que detecta hasta las más inocentes mentiras... a veces hasta sin querer. ¡Lo lamento! Es el riesgo en esta labor.

Pero claro, y aquí es donde entra doña paciencia. Hay que tener paciencia para no correr, no apurarse y después querer salir huyendo, paciencia para saber esperar el momento de pensar, de decir, de hacer... y paciencia para aguantar algunas perspicacias recelosas que contengo.

¡Ay! Y por favor, quiero un corazón que no esté enganchado a otros quehaceres, ya acabados, platónicos, o en otras partes del mundo... me parece de lo más patético estar compitiendo contra fantasmas. Y lo peor es que ya van varias batallas perdidas...

Pues eso busco... alguien valiente y paciente, que esté dispuesto a dejarse enamorar y a enamorarme. Eso último no es tan difícil, mis gustos son simples, como un té sin azúcar; simples los detalles, como un mensaje que me despierte o me arrulle y me haga sonreír; y mi corazón también es simple: o quiere o no quiere, sin medias tintas... así de simple, solo me enamoro.

Y creo que por eso estoy aquí, un viernes pasadas las 10 de la noche, metida en mi cama, en vez de estar ligando por ahí, en vez de descomplicarme la existencia, dejando el corazón guardado en la casa y saliendo; estoy sola conmigo misma, tratando de no enamorarme o de desenamorarme... Pero los versos no me dejan.

miércoles, noviembre 01, 2006

Desde mi ventana

Si mirás através de mi ventana podrás observar un cielo azul de sentimientos, con árboles dorados de alegría. Es como un retrato con una casa vieja que se mantiene en pie a pesar de los años. A pesar de la lluvia, las tormentas y el viento. Nada parece derribar a esa construcción tan sólida...
A esa casa también la envuelve el sol, lo que la hace cálida, siempre acogedora con sus invitados, con quienes llegan a habitarla y con quienes nunca se quieren ir...
Adentro de ella hay muchos recuerdos, de todo tipo: tristes, felices, nostálgicos. Decenas de rincones con elementos muy valiosos... Algunos son frágiles y se pueden romper fácilmente, por eso hay que entrar despacio, casi de puntillas y también tener cuidado al salir y cerrar la puerta, no vaya a ser que se caiga todo lo que queda dentro.
Esta casa también está rodeada de cables, que afean un poco el paisaje; sin embargo, esto es lo que la conecta con el mundo real, lo que la hace no ser perfecta y al mismo tiempo ser mejor...
Los cables, que muchas veces se enredan entre los árboles de felicidad y quiebran una que otra rama. Estos cables pueden pasar inadvertidos para quien prefiere ver la luz y los colores alegres através de mi ventana. Para quien puede quitarle el hollín, o desempañarla después de llorar, solo para ver qué hay dentro...
Es que el corazón es como una ventana por donde entran y salen los sentimientos. A veces es cuidada con esmero, otras veces es apedreada y se rompe en mil pedazos el cristal del amor.