viernes, mayo 25, 2007

Se me atravesó el otoño

Vi en otro blog algo acerca del otoño y me hizo gracia estar leyendo sobre esa época ¡en pleno mayo!
Con la lluvia de la mañana, de repente sentí que yo también estaba en fase otoñal.
Y es que el equinoccio al parecer se adelantó y un viento frío me recorrió por la espalda hasta la base del cuello, exactamente donde mi pelo no se ha terminado de secar, por tanta humedad.
Es raro. Cómo el otoño es mi época favorita... aunque aquí ni siquiera exista. A pesar de ser melancólico y nostálgico. Es como paz. Es como quietud. Es como una mínima esperanza, pero esperanza al fin.
Es caer lentamente en un sueño, con un débil y tibio rayito de sol.

jueves, mayo 24, 2007

Sentimientos encontrados...

¿Y donde se encontraron? -me dijiste, Pablito- ¿en el parque?
Pues ojalá se encontraran de verdad de nuevo... en cualquier lugar, en un parque o en el aire, los mismos sentimientos...
Porque ahora es difícil combinar tristeza y alegría. Felicidad y angustia.
Es incertidumbre lo que surge. Es risa y llanto a la vez. 


jueves, mayo 17, 2007

¿Qué se siente ganarse una silla?

Por lo general tengo buena suerte, pero hay días que a uno definitivamente no le toca...
Y hay que dejarse de varas. Que lo que está para uno es para uno... O no.
Ayer estábamos en una celebración del día del publicista. Normalmente en estas fiestas organizadas por la AIP, se hacen rifas de fines de semana en hoteles de playa, televisores, relojes, canastas de productos y premios similares. Bastantes premios.
Pero este año creo que se decidió invertir más en los grupos y el bailongo (que dicho sea de paso no estuvo nada mal) y los premios, o más bien EL premio, estuvo... ¿cómo decirlo? poco apetecible.
Pues bueno, el premio de la noche era una silla de oficina: con rodines, respaldar y asiento acolchado, color azul oscuro, nueva de paquete, embolsada, cortesía de Metalín y venía
con todo y rotulito que pregonaba "Los muebles METALIN no tienen fin"...
Ese fantástico premio lo recogí gracias a mi compa Carlitos, que al irse me dejó su tiquete de entrada no sin antes advertirme: "si me gano algo me lo recoge..."
Así que foto con la silla, compas gritando: "que se siente, que se siente..." (de sertarse, no de sentir) y traslado de la silla a las 12 medianoche, con todo y cruzada de calle, me tocó a mí. Mientras el verdadero dueño ni se había enterado de su adquisición porque tenía el celular cortado...
Así que esto es para aclararles a todos los que me creyeron la afortunada propietaria de una silla de oficina... y que me preguntaban ¿que se siente ganarse una silla? Pues que nada. No soy la dueña.
Por una vez que pego algo... y ni siquiera es para mí!!! Nada como ser honrada...


lunes, mayo 14, 2007

El legendario Señor Cara de Papa



Si te preguntaran qué juguete te gustaría ser... ¿Vos qué dirías? Yo no sería un juguete por gusto sino por necesidad.
Y realmente hay días en los que quisiera ser el señor o la señora Cara de Papa y poder quitarme los ojos, la nariz y no tener garganta... para evitar la alergia.
Es de verdad desesperante la picazón, la estornudadera, el lloriqueo y la moqueadera, que en serio me gustaría poder quitarme los ojos y meterlos en agua por un par de horas hasta que se calme el ataque.
Por suerte existe una pequeña pastillita, con nombre largo, que lo sumerge a uno en el letargo y el sueño hasta que se adormezcan las extremidades. Cuatro miligramos venciendo a mis cincuenta y cuatro kilos cuatrocientos gramos. El Clorotrimetón es en verdad impresionante.
De todas formas, volviendo a los juguetes, sería divertido ser el señor o la señora Cara de Papa...

miércoles, mayo 02, 2007

Las palomas.

Es algo que todos deberían hacer más a menudo. Aunque no les gusten los animales. Ir a la Plaza de la Cultura y sentarse en una banca a comerse un helado y ver las palomas.
Y si de paso lo hacen por sacar el rato y compartir con alguien que quieren, mejor.
Yo me devolví como diez años al pasado, me sentí como cuando llevaba a mi hermana al "pley", muchas veces sin ganas, porque "qué pereza andar cuidando carajillos". En ese entonces no era consciente que esos momentos difícilmente iban a volver. Y ahora la miro, casi más alta que yo, caminando mientras buscamos un lugar dónde ubicarnos. Cómo añoro esos días en los que se agarraba a mis rodillas y me veía desde abajo con sus ojitos negros, profundos. Y su sonrisa: "quiero sapas" (pasas)...