sábado, septiembre 27, 2008

Ardillas en la azotea


Pablo y su conversaciones existenciales... que a dónde vamos, que qué hemos hecho, que de dónde venimos y que qué será lo mejor... Nadie sabe el futuro.
Ale y su hamster, que corre incansablemente en una de esas rueditas dentro su cabeza... No para. 
En mi caso son ardillas, que me andan por el techo...  No es siempre, solo de vez en cuando que comienzan a tirar nueces. Hacen mucho ruido y se comen mis ideas. Se pelean unas con otras. Corren por la azotea y me desacomodan las tejas. ¿En qué estaba pensando?  
Esas ardillas me confunden, me molestan, cuando las oigo pasar de un lado al otro de mi mente. ¿Será el otoño? Casi siempre aparecen para esta época. Casi siempre con el otoño, se me tienden a caer mis hojas.

sábado, septiembre 13, 2008

Mandarina y el hola de los ascensores...


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Como costó volver a sentarme a escribir... pero bueno, por fin lo pude hacer escabuyéndomele a mis compas que querían salir (viernes de moda)  después de una agotadora semana de bienvenida a clases. Así que estoy acá en el séptimo piso, donde vivo ahora, viendo una luna "post-llena" através de la ventana y escribiendo, como trataré de hacerlo en lo que queda del año...
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Tuve que parar, porque llegaron a sacarme, a como fuera, para ir a un "antro" como dicen ellos... no me sirvió de mucho la estrategia y el Grey Goose del "Dreams" pudo más...)
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Hoy domingo sigo escribiendo desde la misma ventana pero esta vez con un esplendoroso atardecer (oigan que palabrilla "de domingo", literalmente...) pero es que la vista desde el balcón y la ventana es espectacular. No les puedo describir los amaneceres, con el Capitolio iluminado y el cielo color rosado y lila. Priceless. 
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Ahora sí, a lo que vinimos: los ascensores... Ahora que vivo en las alturas, ¿qué sería de mí sin estos aparatos? Siete pisos no son facilitos para subir a pie y menos si traigo la bici! Desde el miércoles pasado "Mandarina" (así le puse) se convirtió en mi medio de transporte oficial para ir a la universidad que está como a 9 calles.  
La compré de segunda por $120, como diría mi hermano Mau "parece un portón" y en realidad sí es como de panadero, pero en esta ciudad lo "vintage" está "in. Además cuando me vaya la puedo devolver y me la reciben por unos dólares menos... Espero no encariñarme mucho. 
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En fin, que la bicicleta y los ascensores se han convertido en parte de mi vida diaria en la última semana. Ay pero terminé hablando de la bici y yo lo que quería era escribir sobre ascensores... 
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La cosa es que el otro día Anita, en uno de sus reportes desde el otro lado del charco decía que en España la gente como que no saludaba... pero según recuerdo yo, en Madrid, cada vez que uno se encontraba a alguien de frente en un pasillo o entraba en un ascensor la gente decía "hola" y "ta loogo" aunque no lo conociera a uno, solo por cortesía.
De hecho, esa era una de las cosas que extrañé después cuando regresé a Costa Rica, porque no existe esa costumbre (excepto en el campo)  de saludar por puros buenos modales. Y ese "hola" de los ascensores me llegó a hacer falta, e incluso a veces se me quería salir sin querer, atentando a que se me quedaran viendo raro allá en tiquicia.
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Bueno ya me dio la noche terminando de escribir, entre una distracción y otra, la misa, el tecito, los compas, etc y mañana hay clases y hay que llevar leídos varios capítulos, de dos de los siete libros que tuve que comprar... y aquí con eso de los derechos de autor no hay fotocopia que valga. A ponerle. Ahora sí, tengo leer... y mañana me iré de nuevo en Mandarina a la U...

jueves, septiembre 11, 2008

Para llenar el corazón...


Panza llena corazón contento, te digo.
Para eso, no me hacía falta comer, me respondes.  
Y mi corazón comienza por fin a digerir ese sandwich de sentimientos, que traía guardado en una bolsa Ziploc® desde hace rato...