Síndrome del funcionario perezoso. Así podríamos describir esa apatía y pseudotristeza que tenían tus ojos. Pero como todo en esta vida tiene su compensación, aquí estoy yo con mis ojos alegres y mi sonrisa para contentarte.
¿Por qué no te puedo querer como quisieras?
No sé . Yo te quiero como te quiero, así con mi sonrisa y mis oídos abiertos. Así con ganas de verte, escucharte y absorber como una esponja todo tu ser.
Pero no es pasión. ¿Por qué? No sé.
Y guardo la distancia, pero tu voz me atrae y tus historias me encantan y me bebo las madrugadas en una taza de té. Que sabe amargo, conmo cada despedida. En la que noto tu tristeza y tu melancólico adiós. Y vuelvo aver tus ojos tristes y me vuelve el no-sé-qué en el alma. Que te quiere, sí te quiere. Pero no como quisieras. Y que descubre las verdades en tus letras y los enredos enmarañados en tus verdades.
Pero a mi sonrisa, a mi cara no le importa. Y te sigue por la carretera, desenredando las rutas de esta brisa y no dejándose vencer por la tristeza que te envuelve. Que envuelve esta amistad con su brisa.
viernes, mayo 20, 2005
lunes, mayo 16, 2005
A la velocidad del sonido
Saturada, de sonidos, de imágenes, de nombres, de lugares. Noticias. Saturada de sentimientos. Un remolino de información que desordena mi alrededor y también mi interior.
Saturada de luz y de noche también. De frío, de calor, de lluvias y madrugadas. De sonrisas... ¿por qué todo me cansa?
Saturada de voces que dicen mi nombre y ojos que me persiguen: ¡Quiero estar sola! Saturada de esta soledad: ¡Quiero estar con vos!
Saturada de luz y de noche también. De frío, de calor, de lluvias y madrugadas. De sonrisas... ¿por qué todo me cansa?
Saturada de voces que dicen mi nombre y ojos que me persiguen: ¡Quiero estar sola! Saturada de esta soledad: ¡Quiero estar con vos!
jueves, mayo 12, 2005
Lo que cuenta el aire
"I forgot my own country and my own race... My God, A bit of Europe and a bit of historical materialism and I forgot everything, the stories I used to hear from my grandmother..." (Eco)
Cuentos de abuelas... Que de lo verdaderamente importante uno no se olvida. Del tiempo. de la gente importante. Del corazón. De la gente que te ha tocado ese músculo cardiovascular, sensible y trabajador, al que le ponemos más trabajo de la cuenta cuando volvemos a ver a alguien especial. Cuentos de abuelas... Que el tiempo te hace olvidar... Puros cuentos... Que con el tiempo solo se cierran las heridas y se sana el dolor, pero la memoria queda. Uno no olvida, no. Lo bonito no se olvida, permance. Lo nefasto lo enterramos, pero no lo olvidamos del todo tampoco. Esos son cuentos de abuelas... Al menos yo, no me puedo olvidar. Del latir de tu corazón y del rojo de tus mejillas. Tus pies. Y un suspiro. Es imposible olvidarlo todo...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)