Hong Kong. A veces uno tiene prejucios, supocisiones de como serán las cosas. Ideas vagas sobre algo que uno ha oído, pero que en realidad no conoce.
El título se lo debo a mi hermana. Y la verdad no me imaginaba Hong Kong pero en absoluto comparado con lo que vi. En realidad tampoco tenía una idea clara de como podría ser, pero sobra decir que la ciudad me impresionó. Se queda corta esa palabra.
Me recibió un atardecer lleno de puentes, barcos, edificios enormes y luces prendiéndose a cada kilómetro que recorría.
Me recibió el orden en las calles. Las señales en cada esquina, en signos que no entendía, acompañados de un correcto inglés, que le impedía a uno perder el rumbo.
Limpieza y orden en un metro en el que no se puede comer, fumar o escupir, so pena de multa.
Me vi envuelta, en medio del jet lag, por una ciudad que no descansa.
Un centro de negocios y financiero en el que los billetes del país los emite en HSBC, entre otras entidades privadas.
Me encontré con un bosque en medio de la ciudad. Montañas, ríos y aire limpio en medio de los edificios. Con un clima super agradable.
Varios centros comerciales como jamás en mi vida había visto. (Ni siquiera en Nueva York, San Francisco o Europa) Y una calle llena de bares donde la gente sale por la noche y en la que cualquier herediano andaría como sapo en su charco sin problema... (por media calle)
¿Que si es caro? Pues no mucho... el metro y los trenes sí, pero qué clase de trenes!
La comida un poco extraña, pero con su toque. Mucha sopa de fideos. Si uno comía en las "soditas" donde come la gente normalmente un plato para cenar o desayunar le puede salir en menos de 10 dólares, propina incluida.
Por las vistas, por lo moderno los lugares, el transporte, sus barcos y lo "friendly" de la ciudad, creo que va a estar difícil quitarle el puesto como destino turístico número 1.
Impresionante es la palabra del momento y me faltarían muchas más líneas para poder describir los buenos momentos que me llevo de esta visita. Mientras tanto yo dejo Hong Kong atrás, mientras veo por la ventana un paisaje azul celeste y escucho a Madonna con una canción que de repente, me pone nostálgica: so far away, so far away, so far away...