Hoy desperté
y los ángeles habían estado llorando
lloraron por la noche,
de alegría y de placer.
Lloraron por ti y por mi.
Lloraron al recordarte
y me dejaron una huella frágil
para que te pensara.
Y me dejaron su aliento
álgido y volátil
que atavesaba mis huesos
y ue me hizo desear entonces
el calor de tus brazos
y tu mirada cálida.
Yo aquí y vos allá... yo aquí de temporal
con el alma y la piel congelada y vos allá tan cerca del mar...
Quién fuera ola enfurecida, para subir mojada hasta tu espalda
y saborear una a una, tus pecas saladas.
jueves, enero 27, 2005
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