"La piel es todo cuanto queremos que los otros vean, debajo de ella ni nosotros mismos conseguimos saber quiénes somos" (Saramago)
Pero a veces la piel no es suficiente para qe nos conozcan. es necesario a veces volverse transparente, hasta lograr que vean nuestro corazón. Aunque no sepamos muy bien qué es lo que éste quiere.
Otras veces hay que poner no piel, sino coraza para que no nos lastimen, de tan transparente y delgada que es nuestra piel, nuestra fachada, que se derrite, se deshace ante la mínima mirada de fuego o palabra hiriente. Ante la dureza de una frase. Ante el rigor de la incomprensión.
Eso es lo que me pasa, mi esqueleto de sentimientos tiembla y mi fachada de fortaleza se derrumba y se apaga mi sonrisa bajo la lluvia de mis lágrimas, hasta formar un río de dudas.
Y el agua del río sigue pasando bajo el puente transatlántico, aéreo, telefónico. Sigo sin saber cuando va a dejar de correr el agua, o cuando el puente va a caer definitivamente...
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