Cambié mi corazón por uno de lata. Esmaltado y de colores, pero de lata al fin... así es el que tengo ahora. Ya ni se preocupa por aboyarse, o fundirse y cualquier palabra punzocortante o comentario ilusorio más bien rebota al contacto. Creo que me es necesario...
jueves, junio 07, 2007
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