sábado, junio 21, 2008

Un cuento que nunca escribí...

Apareció en un cuaderno que me servía de todólogo entre el 2003-2004. En el apuntaba prácticamente de todo, desde la cita con el dentista, para no olvidarla, teléfonos, números, fechas y palabras para un freelance, hasta frases para lo que me gustaba escribir: cosas que sentía, cosas que me pasaban, que pasaban por mi mente y algo de poesía, incipiente, pero poesía al fin.
Entre todas las tonteras y no tan tonteras encontré un cuento que nunca escribí del todo, eran más bien ideas, pedazos de textos que quedaron incompletos pero que aun así lograron sorprenderme...
El título (o la idea) era algo así como "De leones y toros" y, según yo, iba a comenzar de esta manera:

"Hay gente que sueña cayendo de un precipicio, otra que lo rodean serpientes, yo sueño con leones que me persiguen. Se acercan cautelosos y luego se alejan de mi. Lo peor es que es un sueño que se mezcla con la realidad.."

Y venían una serie de anotaciones que guiarían lo que seguía. En realidad el cuento de lo que trataba era de los leones (porque, salvo algunas excepciones, por lo general han sido del signo leo) que me han gustado y que había anotado en una especie de lista (ja! ni que fuera...) con un par de características de algunos de ellos y el nombre de quien correspondía, que obviamente no iba a figurar en el cuento.
Hay dos descripciones que, releyéndolas, me hicieron gracia.
La del cuarto león "tímido y cariñoso, más bien muy miedoso para ser un león" ¡ja ja! y después de diez años sigue siendo así... Y la del tercero "flaco y alegre", no por la descripción, sino por el hecho en sí de encontrar su nombre en este listado de leones que me rodeaban. ¿Desde hace tanto me gustaba? (Quizás más) Pero si estaba ahí, era porque sí.
Aquí es donde la gracia se me convierte en sorpresa y hasta un poco de miedo, o susto... Aquí es donde creo comprender por qué nunca había terminado el cuento. Porque en realidad no tenía todos los textos para acabarlo, no era hora de terminarlo, al menos no con el final que tenía pensado hace 4 o 5 años: "No quiero soñar con más leones, pero siguen apareciendo..." Y tenía razón, todavía faltaba alguno más en perseguirme.
Pero a decir verdad, que ese tercer león haya reaparecido y se haya cruzado en mi camino, ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido en estos últimos años y ha llenado de muchos momentos alegres mi vida.
El final que le pondría ahora a mi cuento podría decir: "No quiero soñar con más leones, con uno solo en la vida real me basta", pero como les digo, este cuento no se ha acabado.

2 comentarios:

Methos dijo...

Coincidencia que sean puros leones. En fin... suerte con el safari.

Cristibel dijo...

Jmmm... es una buena conclusión. Igual, es bueno ver atràs y sonreìr: nuestras historias nos construyen.