jueves, diciembre 23, 2004

¿Qué pasa con mi radar?

Por la Jota... Dejando al margen tres grandes eeexcepciones y uno que otro punto negro por ahí, me he dado cuenta de que me gustan, mas bien les suelo gustar y he salido con chicos cuyo nombre empieza por jota.
Qué raro... Será una de esas coincidencias ¿o es que a mi oído medio musical le gusta escuchar esa consonante? Y a mi boca pronunciarla...
Tal vez es una letra que inspira fuerza y al mismo tiempo alegría. Cuando nos reímos la utilizamos: ja, je , ji, jo, ju, según el caso y según los gustos. Y las temporadas, añadiría yo.
El caso es ue puede ser que, pronunciar esa leta seguida de cualquier vocal produzca una sensación relajante y melodiosa, en la que el aire es expulsado con un poco de fuerza y sale desde los pulmones libremente. Ahí está: libertad, eso es lo uqe produce la jota, efecto contrario a una eme o una ese, que te hacen tensar tus músculos...
Inclusive, con el acento "agringado" y su pronuncioación de y griega, me sigue pareciendo una letre interesante, es más a veces siento que me persigue... ¿mucha paranoia?

viernes, diciembre 17, 2004

Turbulencia

Una amiga en la universidad solía decir que para darse uno cuenta si alguien le gustaba, bastaba con preguntarse si te daban ganas de darle un beso. Mi pregunta es: ¿pero qué pasa si a veces sí me dan ganas y a veces no? ¿Quiere decir que, entonces "medio me gusta"? O habrá que hacerle más caso al "a veces sí"... ¡No entiendo! porque un día si quiero, otro no, otro sí y no...
Las hormonas a veces nos traen cada jugarreta que cuando uno luego analiz loq ue hizo, o cómo reaccionó se puede morir de vergüenza, o de la risa, según lo cara dura que sea uno.
El punto es que este chico, según la teoría de mi compañera "medio me gusta", según mi cuello (receptor de besos) definitivamente sí, según mis oídos (identificadores de gustos y preferencias) definitivamente también, per segúnmi cerebro (meditador y evaluador de posibles enredos, desengaños y "queperezas", avido escudo anti-enamoramiento) definitivamente no.
Esta es una de esas ocasiones en las que empiezo a oír voces: ¿Qué hago?... Ya veremos que pasa, lo cierto es que me gustaría y no, estar enamorada, pero a la vez tengo una enorme necesidad de espacio que no me deja estar a gusto... ¿Qué se le contesta a un "tengo ganas de ti"?!!!

domingo, diciembre 12, 2004

Un poco de neblina

Cumplir años en una ciudad poco familiar y donde casi no conocés a nadie es un poco raro... No vas a llamar a los que conocés para decirles: "es mi cumpleaños". Por lo general uno espera que la gente se acuerde. ¿Y si no hay quién se acuerde?!!!
Entonces es cuando aparece la neblina de la tristeza, densa y melancólica. Aunque ese día hubo sol y el invierno parecía alejarse por unas horas para tratar de contentarme. Sin embargo cuando alguien que dice ser tu amigo; de tu nuevo gruo de amigos, te saluda y evidentemente ni le pasa por la cabeza que esa es una fecha especial para vos, es cuando uno dice: ¡Devuélvanme a mis amigos "de verdad"! Pero en fin, ¡oh, gloriosa tecnología! Mis amigos de verdad si se acordaron y me aterraron de saludos virtuales el "mail". Y el teléfono que cumple muy bien su función en estos casos de "acortar distancias" y "no alargar llamadas" me permitió escuchar de nuevo rápida y un poco cortante la voz de mi madre, cumpliendo su a cabalidad con su papel. Sólo hay una...
Las calles de Madrid se hacen eternas y el tiempo, que por lo general avanza rápido, esta vez se resistía a pasar veloz, como queriendo que disfrutara una mañana que no me hacía gracia para nada...
Otra vez el teléfono, esta vez si me sorprendí, una de esas llamadas que uno espera en ese día. Pero que en realidad si de verdad la esperara no tendría chiste... Vuelvo a explicar: una de esas llamadas que uno no espera, pero en el fondo desea. -¡Kaixo! El País Vasco al otro lado de la línea, o más bien de las ondas celulares. Todavía hay amigos de verdad.
Una cita para comer, una exposición interesante y una reunión de amigos fueron suficiente para reanimarme. ¡Sin contar los chocolates!
Unos pendientes, el bolígrafo con el suelo escribir, una libreta y un llavero. Un libro y unos zapatos de invierno... para mis pies congelados que no me dejan pensar. No está nada mal para ser nueva por aquí... vamos a ver si me quedan los zapatos.
Lo que sí es el colmo es que teniendo un hermano en esta misma ciudad, se haya acordado tres días después. Bueno, por lo menos llamó...

miércoles, diciembre 08, 2004

Despegando

De las cosas que más detesto, hay una en especial que me irrita y me hace cambiar mi habitual buen carácter y sentido del humor. Y es que me digan lo que tengo o no tengo que hacer... Creo que muchas personas sienten igual, con la pequeña diferencia de ser un poco menos tolerantes, por lo que generan conflictos innecesarios con mucha facilidad. Si hubiera más gente tolerante, las guerras no existirían. Yo es que soy 100% pacifista y muchas veces prefiero tragarme mi ira, a salir gritando por ahí y armar una revuelta por siete céntimos menos que me dio la muchacha de la caja cuando fui a comprar el pan. Vaya falta de glamour... ¿Que si me da cólera? ¡por supuesto que sí!! Si de céntimo en céntimo ganan bastante en un mes. Pero andarse peleando con todo el mundo es lo que no me parece, no es tanto el motivo sino la forma lo que me parece incorrecto de este método para lograr justicia en las trivialidades. En eso difiero mucho con mi madre, que suele ponerse con mucha frecuencia la capa de "Supermán" y salir al rescate con la consigna "a luchar por la justicia" y no para de calificar, criticar y censurar cuanta acción, a su juicio, incorrecta se topa por la calle: desde el niño que llora sin razón, hasta la madre grosera que lo calla; desde el conductor salvaje que se salta un semáforo, hasta la señorita que tira un papel al suelo... todas acciones para las cuales ella tiene o bien una retahíla de contras, fatalismos y "québarbaridades" para quienes tenemos la poca fortuna de acompañarla en ese momento en que no puede dirigirse al causante de su disgusto. O peor aún es acompañarla en el instante en que esto sucede y el objetivo de desacato a la ley está cerca. Ninguno de los dos nos salvamos: ni el individuo en cuestión al ser reprendido por mi madre, ni yo (¡pobre alma!) que se ruboriza ante tan acongojante e incómoda situación... ¡Cuántas vergüenzas no me hizo pasar en mi infancia! En fin, ese constante empeño de decir lo que tengo que hacer, o la correcta forma de hacer las cosas, es lo que más detesto de ella, pero bueno, creo que para eso las pusieron en el mundo: para que le estén recordando a uno lo que , ya de por sí sabe, tiene o no tiene que hacer y que si en algún acto de rebeldía, pre, post o adolescente no cumple, también tenga la obligación cuasi-satisfactoria de decir "te lo dije" o más serio aún "te lo advertí"... Desde hace más de un mes esas frases han desaparecido de mi rutina, al menos dichas por mi madre, pero han sido sustituidas por otras un poco más vagas que surgen en mi mente: ¿cómo? ¿cuándo? ¿que pasaría si...? ¡y ahora qué hago?!? Es difícil vivir lejos, no depender de nadie, lo que a veces es una gran ventaja. No es que me sienta en soledad, porque para eso siempre hay amigos en todas partes y en este campo tengo mucha "facilidad creativa". Es sólo un nuevo sentimiento que nunca antes había experimentado, algo que tiene a mi alma volando alto, observando el panorama con una total y completa serenidad, con una alegría inexplicable. Por primera vez me siento completamente libre.