Si mirás através de mi ventana podrás observar un cielo azul de sentimientos, con árboles dorados de alegría. Es como un retrato con una casa vieja que se mantiene en pie a pesar de los años. A pesar de la lluvia, las tormentas y el viento. Nada parece derribar a esa construcción tan sólida...
A esa casa también la envuelve el sol, lo que la hace cálida, siempre acogedora con sus invitados, con quienes llegan a habitarla y con quienes nunca se quieren ir...
Adentro de ella hay muchos recuerdos, de todo tipo: tristes, felices, nostálgicos. Decenas de rincones con elementos muy valiosos... Algunos son frágiles y se pueden romper fácilmente, por eso hay que entrar despacio, casi de puntillas y también tener cuidado al salir y cerrar la puerta, no vaya a ser que se caiga todo lo que queda dentro.
Esta casa también está rodeada de cables, que afean un poco el paisaje; sin embargo, esto es lo que la conecta con el mundo real, lo que la hace no ser perfecta y al mismo tiempo ser mejor...
Los cables, que muchas veces se enredan entre los árboles de felicidad y quiebran una que otra rama. Estos cables pueden pasar inadvertidos para quien prefiere ver la luz y los colores alegres através de mi ventana. Para quien puede quitarle el hollín, o desempañarla después de llorar, solo para ver qué hay dentro...
Es que el corazón es como una ventana por donde entran y salen los sentimientos. A veces es cuidada con esmero, otras veces es apedreada y se rompe en mil pedazos el cristal del amor.
miércoles, noviembre 01, 2006
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